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[redpop] Ciencia y sociedad de la información ¿Hacia qué sociedad del conocimiento?




 

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Boletín   setiembre 2006

Ponencia presentada en el contexto del XV Congreso de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, SOMEDICYT, celebrado en Guadalajara del 24 al 28 de septiembre, 2006.

 
Ciencia y sociedad de la información
¿Hacia qué sociedad del conocimiento?
Introducción: Algunas preguntas abiertas

Internet y el trabajo cooperativo

De la competencia a la colaboración

El papel de las universidades

Algunas lecturas recomendadas

Antonio Marín Ruiz
Ángel Rodríguez Valverde
Universidad de Granada y 
Zoraida Rueda Penagos
Universidad Central de Colombia

 

Introducción: Algunas preguntas abiertas
 

El periodismo científico es el caballo de batalla de diversos frentes. Pero al margen de quién deba divulgar, de la distinción entre divulgar y difundir, o de la particularidad de un lenguaje propio, la necesidad de hacer pública cualquier información valiosa para la sociedad (y la producida por la ciencia lo es) debe primar en el planteamiento de por qué es imprescindible fomentar y desarrollar la comunicación científica.

Por un lado, con el desarrollo de la sociedad del conocimiento, Internet nos abre la perspectiva de la ciencia a unos niveles que difícilmente podemos asimilar. A través de la Red, tenemos acceso a los centros de producción de la ciencia: centros de investigación, universidades, institutos, etc. y también a los propios mecanismos que los científicos emplean para dar a conocer sus hallazgos, sus investigaciones o la importancia de su labor. También a través de Internet podemos incluso medir la incidencia de esa ciencia entre los pares ?los iniciados en esa disciplina? y en la sociedad en general.

Pero, paralelamente, nos encontramos con una dificultad añadida: los científicos deben dar a conocer sus investigaciones y sus descubrimientos, no sólo por la implicación directa o indirecta que su trabajo pueda tener en la sociedad, en la mejora de la calidad de vida de los individuos, en el conocimiento en general; sino también, y peligrosamente en gran medida, porque la financiación de su trabajo y sus salarios guardan una estrecha relación con su productividad medida en artículos publicados en revistas científicas, y no por lo que la sociedad en general conozca de su trabajo. Esta dificultad se complementa en nuestro análisis con la conjunción de tres factores que vienen a incidir en el problema en la relación sociedad/ciencia:
 


Estos tres factores generan incertidumbre social e incluso, como llega a afirmar un científico de la talla de Lovelock, temor:
 

?Los temores se alimentan de la ignorancia y se abrió un gran hueco para el miedo cuando la ciencia empezó a hacerse incomprensible para aquellos que no la practican? . (1)


Esto justifica una doble necesidad: dar a conocer qué se hace en ciencia, de un lado, y mantener en relación a las ciencias, tratando de salvar el acelerado proceso de especialización que viven, por otro. La ciencia ha de ser democratizada, llevada al gran público en una tarea llena de dificultades, como hemos visto .(2)

Choca esto, por ejemplo, con la idea de ?rebaño desconcertado? de la ultraderecha norteamericana, denunciada por Noam Chomsky (3), que justifica una forma de actuar de los poderes como si hubiera democracia, evitando la democratización real de los saberes, su extensión al gran público. Es ésta una ?lógica del matadero?, en términos de Edgar Morin (4), ya que lleva a ocultar los debates que han de conducir a modificar las conductas (y las políticas) a fin de preservarnos como individuos integrados en una cultura dada y solidarios con la especie.

Chocamos, igualmente, con la necesidad de nuestra sociedad de mirar de otra manera al futuro. En un mundo en el que los cambios suceden tan rápidamente, pareciera que sólo existe el presente, que el pasado es remoto y que guarda poca relación causa-efecto con el hoy, y que el futuro? es más incierto que nunca. Decía a este respecto Bruce R. Powers, visionario ya en la década de los ochenta, que:
 

Lo que sucede en la actualidad es que los cambios se producen tan rápidamente que el espejo retrovisor ya no funciona: a velocidades supersónicas, los espejos retrovisores no sirven de mucho. Se debe tener la forma de anticipar el futuro.(5)


Puesto que las sociedades avanzadas son hoy altamente dependientes del progreso científico y tecnológico, es exigible contar con profesionales rigurosamente formados en las distintas áreas de la ciencia y la tecnología, pero se
 

requiere, también, de una población familiarizada, siquiera sea a nivel elemental, con el perfil de la imagen del mundo natural y social ofrecida por las diversas disciplinas científicas .(6)


Y ello, aún considerando que es necesario reconocer que los ciudadanos, en las modernas y complejas sociedades industriales,
 

pueden decidir el prestar poca o ninguna atención a la política o a temas de políticas públicas porque, como consecuencia de la inmensa diversificación de actividades posibles y pese al aumento del tiempo libre de que disfruta la mayoría de los grupos sociales, se ha generado una ?escasez de tiempo?, verdadera característica de la vida cotidiana de muchos ciudadanos a finales del siglo XX y virtualmente desconocida en cualquier época anterior de la historia de la humanidad .(7)


 Ante las incertidumbres y certezas que acabamos de citar, en relación con la comunicación de la ciencia y la tecnología, un nuevo fenómeno ha venido a cambiar la panorámica en los últimos diez años: Internet.
 
 

Internet y el trabajo cooperativo

En el seminario "¿Está cumpliendo Internet las expectativas?" celebrado en 2004 en el marco del Fórum Internacional de las Culturas de Barcelona, Gideon de Wet, responsable de la Oficina de Comunicación de la Universidad de Johannesburgo , señalaba como uno de los objetivos de Internet
 

paliar el aislamiento al que estaban sometidas muchas comunidades más o menos apartadas del mundo . (8)


Para el técnico de comunicación sudafricano, ésta
 

ha sido una de las grandes aportaciones de Internet. Esto es tan cierto para las comunidades científicas como para otros tipos de comunidades, como las mujeres de los ámbitos rurales de África .(9)


Situados en el contexto de esta nueva realidad que aproxima a las comunidades rompiendo las barreras espacio-temporales, se ha de reafirmar que Internet ha venido a modificar sustancialmente el mundo de la comunicación en múltiples áreas de la actividad humana. Y ha venido también a cambiar el modo de entender las relaciones e incluso la perspectiva de trabajo. Y, así mismo, ha contribuido a implantar con fuerza nuevos conceptos que se encuentran en la base de estas relaciones, como uno que emerge con fuerza en el seno del periodismo digital y de la propia Red, que es el de la actividad cooperativa o colaborativa, que hace referencia a comunidades de práctica. Quizá sea obvio subrayar que las características de este nuevo medio, por la reducción de los costos de producción, la interactividad que propone, la propia naturaleza hipertextual o la inmediatez, favorecen el intercambio de información, y este intercambio ha sido utilizado precisamente para esa colaboración.

En este sentido, Internet ha propiciado un cambio en la gestión de los flujos informativos, donde se rompen los conceptos clásicos de emisor y receptor aplicados a los medios de comunicación tradicionales, para dar lugar a una nueva realidad en la que la información circula a través de una red no ya descentralizada, sino distribuida, donde todos los actores participan de forma cooperativa. Es decir, una realidad en la que, a la postre, gestionar la información es también gestionar el conocimiento. Y es que, ahora, el usuario particular de la Red no sólo tiene la posibilidad de acceder a la información, sino que puede contribuir, en igual medida, a generarla y a distribuirla.

Este carácter cooperativo del nuevo espacio de relación social y del sistema de producción y distribución de la información que nos brinda Internet, se nos antoja una gran ventaja para la divulgación de la ciencia. La ruptura de la separación entre emisor y receptor nos permite superar el debate sobre la legitimidad de la acción de comunicar y divulgar el hecho científico, que planteaba una dicotomía entre científicos y divulgadores. No se trata de profesionalizar la figura del divulgador para legitimarla, sino de que tanto científicos, como comunicadores y ciudadanos en general, asuman este compromiso social colaborando en la divulgación y apropiación social del conocimiento y en la difusión de los distintos trabajos y hallazgos realizados por los investigadores.

Internet no admite ya (por lo menos no todavía) la distinción mercantilista entre productor, distribuidor y consumidor de la información. Cualquiera que tenga acceso a las fuentes de información y disponga de un ordenador personal y conexión a la Red puede hacerlo. Eso sí, la confiabilidad de la información dependerá, en mayor o menor grado, de la capacidad que tengan los sujetos de articularse en una comunidad de práctica.
El economista y analista de redes sociales David de Ugarte encuentra en la figura del blogger un ejemplo paradigmático de esta nueva situación:
 

Y es que el blogger es la continuación en la esfera informativa del hacker (el bricoleur). Un ?antiprofesional?. Alguien irreducible a las viejas categorías gremiales nacidas de la estructura descentralizada que colgaba de los grandes nodos del poder mediático .(10)


Internet se revela en este sentido como un poderoso espacio de relación donde entran en contacto a diario millones de personas que crean conciencia de colectividad, de comunidad, en función de unos objetivos, unos intereses o unas afinidades. La posibilidad de aunar bajo la idea de pertenencia a una misma comunidad divulgativa tanto a medios científicos, especializados, generalistas, bitácoras o ciudadanos que aprovechan la interactividad de los mismos para estimular la opinión, la crítica y el debate, permite obtener un efecto aglutinador y sinérgico en el caso de la comunicación social de la ciencia.
 
 

De la competencia a la colaboración

Internet se ha consolidado como catalizador de los flujos informativos y de las relaciones sociales en la sociedad del conocimiento. En mayor o menor medida, todo integrante de este espacio inmaterial comparte impresiones, pensamientos, ideas, conocimientos o habilidades con el resto, siendo todos y cada uno de sus miembros, a su vez, creadores de esta comunidad. La misma naturaleza de la Red es, por tanto, divulgativa y formadora, lo que la convierte en un espacio privilegiado para la comunicación de la ciencia, para la innovación y para la difusión de nuevos conocimientos.

Los propios científicos no son ajenos a estas oportunidades que ofrece Internet y hemos pasado de una percepción del investigador aislado en su burbuja de cristal, alejado de la actualidad, receloso de los medios de comunicación y preocupado por la banalización de su actividad, a un nuevo científico cibercomprometido que ha descubierto el valor de estar presente e interconectado en la Red y de la importancia de comunicar, y que ha tomado además conciencia de su responsabilidad social en la difusión y divulgación de su quehacer diario. Cada vez son más los investigadores que no sólo comunican ciencia a través de Internet, sino que crean comunidad, intercambiando y compartiendo conocimiento, algo que en el caso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, ha sido realmente positivo y valioso para su desarrollo.

Esta nueva forma distributiva de entender los flujos informativos propiciada por Internet, destierra además la idea de la competencia entendida como rivalidad. La comunicación social de la ciencia que se plantea en la Red no se puede entender en términos excluyentes. Obstaculizar la divulgación con el objetivo de fomentar una situación de privilegio en la gestión de la información, va contra la propia naturaleza del fenómeno.

La distribución social del conocimiento no se puede cimentar sobre la premisa de la competitividad, sino desde la cooperación. Las nuevas iniciativas para la divulgación de la ciencia promovidas tanto desde el ámbito académico, como desde instituciones públicas y organizaciones privadas, son fruto de la necesidad de aunar esfuerzos con el objetivo de aumentar y mejorar las posibilidades de actuación.
 
 

El papel de las universidades

En la Sociedad de la Información, la universidad desempeña un rol determinante para la distribución social de la ciencia y del conocimiento. Y lo hace en varios niveles. En primer lugar, como instituciones de enseñanza, las universidades tienen la misión de formar y transmitir el conocimiento en el ámbito del sistema educativo.
Además, como organizaciones dedicadas a la investigación, tienen la responsabilidad social de dar a conocer los ámbitos en los que se desarrolla su trabajo científico, los resultados y la aplicación de sus investigaciones, así como la importancia de sus descubrimientos para la comunidad científica en particular y para el conjunto de la ciudadanía en general.

En este sentido, las universidades adquieren un papel protagonista obligado en la divulgación científica, ya que son productoras de ciencia y cuentan con los responsables de las investigaciones que, a su vez, pueden y deben erigirse en difusores y motivadores de la divulgación de sus hallazgos.
Las universidades disponen, además, de servicios especializados en la gestión de comunicación dotados de las herramientas e instrumentos necesarios para poner en conocimiento de la sociedad todo hecho relevante acontecido en su seno.

No hay que olvidar, por último, que las universidades se han situado siempre frente a las esferas sociales, económicas y políticas establecidas, como un ámbito libre, abierto al pensamiento independiente, al intercambio y a la reflexión. La universidad es el espacio crítico desde el que han crecido, se han desarrollado y se han extendido importantes avances y movimientos como el del software libre. Por tanto, al igual que la red Internet, la universidad se presenta como un terreno fértil para la innovación social y para la transmisión de nuevas ideas. Un terreno propicio donde hallar el eco necesario para distribuir socialmente el conocimiento.
 
 


Algunas lecturas recomendadas


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(1) Lovelock, James: ?Las edades de Gaia?. Metatemas, Barcelona 1995. Pág. 186.
(2) Creemos justo destacar, en este sentido, las aportaciones de figuras como Luis Estrada, en México, y Calvo Hernando, en España. Sería muy largo extendernos en este punto. Baste destacar las palabras de Luis Estrada en su artículo La divulgación de la ciencia, contenido en la ?Antología de la divulgación de la ciencia en México?. DGSI ? UNAM. México 2002.
(3) En Chomsky, N. "El control de los medios de comunicación", en Sala de Prensa, Núm. 54. abril 2003 www.saladeprensa.org/art438.htm  (consulta 20-I-05)
(4) Morin, Edgar. "Ciencia con consciencia". Anthropos, Barcelona 1984. Págs. 79-80.
(5) Bruce R. Powers en: McLuhan, Marshall y Powers, B.R.: ?La aldea global?. Ed. Gedisa. Barcelona, 2002. Pág. 14.
(6) Miller, J. D.; Pardo, R.; Niwa, F.: Percepciones del público ante la ciencia y la tecnología. Estudio comparativo de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y Canadá. Fundación BBV y Chicago Academy of Sciences. Bilbao, 1998. Pág. 2.
(7) Miller, J. D.; Pardo, R.; Niwa, F.: Percepciones del público ante la ciencia y la tecnología. Estudio comparativo de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y Canadá. Fundación BBV y Chicago Academy of Sciences. Bilbao, 1998. Pág. 17.
(8) Fórum de las Culturas Barcelona 2004. Seminario "¿Está cumpliendo Internet las expectativas?" Fórum Internacional de las Culturas de Barcelona, 2004 www.barcelona2004.org/esp/banco_del_conocimiento/documentos/ficha.cfm?IdDoc=320 (consulta: 24-VIII-06)

(9) Ídem.

(10) De Ugarte, David: ?El poder de las redes?. Contextos, 2006. Pág. 16.

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La RED POP, es  una red interactiva que surge de la convocatoria realizada por UNESCO en 1990  y reúne a centros, museos y programas de popularización y divulgación de a  ciencia y la tecnología en América Latina y el Caribe. Funciona  mediantes mecanismos regionales de cooperación que favorecen el intercambio, entrenamietno y aprovechamiento de recursos entre sus miembros. 

CIENTEC es miembro fundador y actualmente  ocupa la Dirección Ejecutiva de la RED.

A Red-POP é uma rede interativa que surge de uma  convocação realizada pela UNESCO em 1990 e reúne centros, museus e programas de popularização e divulgação da ciência e tecnologia na América Latina e   Caribe. Funciona  mediante mecanismos regionais de cooperação que favorecem o intercâmbio, o treinamento e o aproveitamento de  recursos entre seus membros. 

O CIENTEC é membro fundador e atualmente ocupa a Direção Executiva da RED.

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