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Ensayos ganadores del 2002
Primer Lugar, 2002
Innovación: esencia del progreso
Elías Jiménez García
duodécimo año, Colegio Técnico Profesional de Platanares,
Perez Zeledón, San José.
En los últimos años, el mundo entero ha sido conmovido por un conspicuo desarrollo científico tecnológico. Lo cual toman muchos como base para afirmar, muy certeramente, que el avance humano del último siglo supera al de toda la historia.
Pensando en lo anterior, formulo este ensayo, cuyo fin principal es demostrar cuán importante ha sido y es hoy la innovación de la ciencia para el progreso nacional e internacional. También quiero retar al lector a crear y a cambiar lo antiguo por elementos protectores del ambiente y, sobre todo, benefactores de toda nuestra raza.
Primeramente, el progreso -desde los puntos de vista social y económico- es el avance de algún o algunos individuos hacia condiciones mejores que las anteriores. Implica llegar al bienestar. No significa plenitud, sino mejora paulatina del estado. Por otro lado, innovación es la introducción de cierta novedad que causa sensaciones positivas en determinado sector.
A lo largo de la historia, los descubrimientos científicos han causado cambios impresionantes en la sociedad y lógicamente decisiones políticas trascendentales. Por ejemplo: la revolución industrial británica fue movida por avances tecnológicos como la invención de la máquina de vapor, en 1779, o de la transformación de la hulla en coque metalúrgico por Abraham Darby. Los avances de este tipo han llegado a esferas tan lejanas como la religiosa, alcanzada por Galileo Galilei, quien sufrió un proceso en Roma a causa de haber negado la teoría tolemaica del ordenamiento celeste.
Las invenciones de una y otra manera mejoraron la economía de los países e indirectamente dieron origen a ideologías dicotómicas como la eterna lucha entre materialismo y socialismo. Todos los movimientos que se dieron de ese modo beneficiaron a unos y perjudicaron a otros, se dividieron las clases y hubo marginación.
Depende de nosotros
Debido a lo anterior, puedo afirmar con plena seguridad: la ciencia y la tecnología son de simple proyección dual. ¿Por qué lo digo? Porque muchos conocimientos se han mantenido en manos de pocos, y si fueron llevados a la popularidad ocurrió con un objetivo bien definido: la extracción de riqueza. Las mejoras técnicas pueden usarse para el bien o para el mal.
¿Acaso no es el principio atómico usado en las bombas nucleares el mismo que se emplea para generar energía eléctrica para las ciudades por medio del reactor? ¿O no es también la ingeniería genética la que actúa en la creación de armas biológicas y en la producción de cultivos para alimentar a millares? Podemos idear más procesos tecnológicos, pero como se van a manejar es responsabilidad de todos.
Beneficios
Al principio dije: el progreso es escalonado y en ningún momento de él hay plenitud. Por tanto, crear e ingeniar iniciativas nos ayuda a continuar en ese proceso continuo. Sin ella nos estancaremos. Innovar nos permite poseer cada vez mejores condiciones en todas las áreas. A causa del mundo consumista y la creciente aparición de necesidades, siempre están las puertas abiertas para productos nuevos.
Desafíos
Los científicos de hoy necesitan tomar en cuenta el ambiente. Es muy posible que estemos cortando la rama donde tenemos el nido. No podemos seguir cohibiendo la vida del planeta; por ende, la nuestra.
¿ Estamos enfocados como ciudadanos y amantes de la ciencia en el bienestar del prójimo? Para mí, ese debe ser su fin. La calidad de vida no mejorará si somos inhumanos. Si empleamos nuestros inventos para explotar a otras naciones y, peor aún, a nuestros compatriotas; terminaremos en el mismo círculo vicioso que aqueja al mundo entero desde su inicio.
Es imperativo reconocer las necesidades y, sobre todo, invertir el dinero necesario en investigación y experimentación. El gobierno tiene la responsabilidad de establecer más instituciones con énfasis en alta tecnología. A los colegios, en vez de mecanizar al joven, les incumbe formar mentes con alta capacidad para crear por sí mismos. Es imprescindible concebir el conocimiento como instrumento para mejorar la vida del hombre y no como razón de su existencia.
La innovación, al fin de todo, es el motor (esencia) del progreso y este dependerá siempre del uso y manipulación de aquella.
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Segundo lugar, 2002
Innovación, espíritu del bienestar
Diego Alejandro Aguirre Abarca
undécimo año, Liceo Juan Viñas, Cartago.
Cada una de nuestras acciones, es, en sí
misma, un paso innovador en la marcha hacia el progreso.
El trajín de la humanidad a través de cientos de años se ha visto salpicado por hitos que marcaron la ruta del progreso y el desarrollo. Hechos como la utilización del fuego, la invención de la rueda, el desarrollo de las matemáticas y de otras ramas del saber se debieron en gran medida a espíritus de hombres creativos e ingeniosos que supieron utilizar el conocimiento que la naturaleza les brindaba para comprenderla mejor, o bien, como un deseo de facilitar el diario quehacer de las sociedades. Esto es un ejemplo de lo que actualmente conocemos como innovación, la cual no es sino la capacidad del ser humano de utilizar sus aptitudes creativas para implementar, confeccionar o perfeccionar procesos que sean más prácticos, cómodos y confiables para ser usados en nuestra vida diaria.
Uno de los campos de mayor auge en nuestro mundo, la investigación científica, está sustentada por la innovación, la cual conduce a quienes están imbuidos en este terreno en busca de mayor y más preciso conocimiento; asimismo, permite a los tecnólogos e ingenieros poner en práctica la vastedad de este conocimiento al servicio de la gente común, por medio de multitud de instrumentos y artefactos como televisores, radios, refrigeradoras, computadoras; en fin, todas las comodidades que disfrutamos son descendientes de este principio rector de nuestra sociedad.
Si volteamos el rostro hacia el pasado, podremos comprobar cómo en todas las épocas se repite el patrón de investigación práctica. Como ejemplo, podremos citar la Microbiología, la cual, en sus albores, era simplemente una ciencia sin ápice de exactitud, tergiversada por las rencillas verbales; pero, gracias a los esfuerzos e investigaciones de científicos como Louis Pasteur y Roberto Koch, por citar a dos de los más connotados pioneros de esta ciencia, se configuró en una esperanza para librar al hombre de las enfermedades bacteriológicas que constituían el azote de nuestra especie. Entre su legado, podemos destacar la identificación de los gérmenes productores del ántrax, la tuberculosis y el cólera, lo cual abrió un vasto campo de lucha contra estas y otras enfermedades, con el propósito de hacer más saludables nuestras vidas.
Retornando al tiempo presente, debemos destacar aquí la trascendencia que adquiere la innovación en años venideros; esto, debido a que será la llave que nos permitirá abrir los cerrojos que ahora nos parecen insondables, y que afianzan con su férrea dominación algunos de los secretos más profundos e interesantes de nuestro universo; además, nos permitirá desarrollar nuevos medios de transporte, más eficientes y con un nivel de contaminación ambiental mínimo, surgirán nuevos métodos de tratamiento de afluentes industriales contaminados, los cuales permitirán a los hombres contar por mayor tiempo del recurso hídrico para satisfacer sus necesidades; también será posible mejorar tratamientos farmacológicos para algunas de las patologías más temibles de nuestra época, como el SIDA o el cáncer; inclusive, seremos capaces de crear órganos a partir de nuestros propios tejidos para sustituir a los degenerados por el paso del tiempo.
Sin embargo, aún falta tiempo para conseguir la plena madurez, la creatividad de nuestra sociedad, la cual marca a sus miembros. Cuando logremos esto, será posible aspirar a develar los ahora insondables secretos que alberga nuestro mundo, para así comprenderlo mejor y conseguir protegerlo y preservarlo por el bien de nuestros descendientes y la humanidad en general.
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Tercer Lugar, 2002
Innovación: esencia del progreso
Luis Armando Vargas Morera
décimo año, Colegio de Palmares, Alajuela.
"El estado natural de la creación es crecer y cambiar. Tratamos de volver estático nuestro mundo solo cuando nos sentimos inseguros y creemos que el estancamiento nos produce seguridad. Pero... ¡qué aburrido sería un mundo estático!". Anne Wilson Schaef en Culturas de sabiduría.
Vivimos en una época caracterizada por el cambio permanente. De manera paulatina, las innovaciones en todas las áreas del quehacer humano han sustituido los antiguos paradigmas tecnológicos, sociales y culturales, modificando nuestro modo de vida a tal grado que en la actualidad nos resulta casi inaudito pensar que, hace algún espacio de tiempo, las personas de diferentes continentes no tenían forma de comunicarse. Ante esta vivencia, sin duda hemos progresado.
Tanto en el campo de la tecnología como en el de la cultura, las novedades han propiciado una transformación que produce grandes beneficios, sobre todo en materia de salud y conocimiento pero también, generan cierto temor.
¿Porqué aceptar los cambios?, ¿cómo saber si efectivamente estos garantizan el progreso? y ... ¿el progreso de quiénes?
Nos hallamos en una búsqueda constante de una mejor calidad de vida y nos preocupamos por emplear diariamente nuestro ingenio para lograrlo.
Si bien los seres humanos se han dedicado a investigar la naturaleza y obtener provecho de ella, es necesario tener en cuenta que muchas veces quienes propician el cambio son los dueños de los bienes de producción o países más industrializados del mundo.
Esto no es necesariamente malo pero, significa que en ocasiones, por ejemplo los costarricenses solo hemos tenido la posibilidad de gozar de algunas de las utilidades de la innovación, debido a que esta se torna más en un privilegio no disponible para todos y en un progreso del que no participan quienes no tienen el capital económico para adquirirlo.
Cierto, en Costa Rica algunas luchas han dado su fruto con la participación de nuestras universidades, profesionales y técnicos nacionales. El ingenio del tico también se ha traducido en aportes para la agricultura, medicina pero principalmente en la informática con venta de programas a nivel mundial.
No obstante, nuestra incipiente industria -por dar sólo un ejemplo- aún vive el calvario de la escasez de recursos económicos que le impide dar un verdadero salto tecnológico, un verdadero avance hacia el progreso.
Esta es nuestra realidad. Avanzamos en este mundo cada vez más competitivo siendo abanderados de la alta tecnología que otros países nos suplen. Nuestro desafío debe ser preparar a los jóvenes con carreras educativas orientadas a la invención tecnológica y a la adopción o adaptación de los descubrimientos más recientes en provecho del sector productivo costarricense.
Debido a la innovación, los ticos y extranjeros hemos progresado y hoy, casi todos podemos sentirnos muy orgullosos de contar con altos índices sociales y de salud. Podemos destacar las facilidades en comunicación, ciencia y transporte de las que gozamos y que constituyen atractivos para la inversión extranjera.
Ciertamente el verdadero progreso, lo constituye la consolidación del deseo de los seres humanos por ser y vivir mejor. Me atrevo a pensar que la humanidad se está cansando de promesas de que pronto alcanzará un mejor nivel de vida como producto de la globalización y el comercio mundial, pero que en la realidad, no se implementan medidas adecuadas para detener el crecimiento de la pobreza y el deterioro del medio ambiente. ¿Será acaso que el progreso justifica la destrucción?
No debemos perder de vista que los beneficios de la innovación deben explicarse exclusivamente cuando estos se dan en función del confort general del hombre. Solamente así, puede decirse: ¡Vale la pena el progreso!
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