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EL MAR INTERNO
Dra. Adriana Suárez, Escuela de Medicina, UCR, 1996
El agua es el componente más abundante de los seres vivos. En la persona adulta esta representa entre 45 y 70% del peso corporal total. Esta variación depende de cuánta grasa tenga la persona. Así las personas con mayor cantidad de grasa corporal tienen menos agua y las personas más musculosas tienen más agua en su organismo.
Esta composición acuosa del organismo, no siempre es la misma. En las etapas tempranas de la gestación, podemos estar formados por un 94% de agua y al nacer somos un 76% de agua. Así, a medida que crecemos nos “secamos” y las personas de la tercera edad tienen menos agua corporal que un adulto joven. También la composición acuosa del cuerpo varía según el sexo de la persona y sabemos que las mujeres tienen un menor porcentaje de agua corporal que los hombres, ya que su contenido de grasa es mayor, debido a factores hormonales.
De toda esta “agua” que tenemos en nuestro organismo, la mayor parte se encuentra dentro de las células y es aquí donde se dan la mayor parte de las reacciones químicas que sustentan la vida.
Una tercera parte del agua corporal se encuentra en la parte externa de las células, desde donde las baña. Este líquido es el equivalente al mar, que en su inicio rodeaba a los organismos unicelulares primitivos. Al avanzar la complejidad de los organismos, se desarrollaron mecanismos que le permitieron al animal producir su propio líquido extracelular, en lugar de utilizar directamente el agua del mar.
No deja de sorprendernos el hecho de que la concentración de sodio en este líquido es bastante alta, lo que ha apoyado la idea de que la vida inicial se desarrolló en el mar.
Este líquido extracelular es el medio con el cual las células intercambian nutrientes y desechos y forman un “ambiente” estable muy necesario para el adecuado funcionamiento de la membrana y de la célula. Claude Bernard, un gran filósofo francés del siglo XIX llamó a este líquido el “ambiente interno” del organismo. Otras personas lo han llamado el “mar interno” haciendo alusión a los orígenes de la vida en el mar.
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