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Boletín CIENTEC, agosto 2011   San José, Costa Rica

Un artículo para reflexionar y seguir trabajando. Esperamos lo disfruten.


Serendipia
Eleonora Badila Saxe Catedrática, UCR, Publicado en La Nación, 5/8/11.
La vida cotidiana está llena de serendipias, aunque las llamamos chiripas
.
Serendipia viene del neologismo en inglés serendipity, acuñado por Horace Walpole en 1754, quien se basó para hacerlo en un cuento tradicional persa: 'Los tres príncipes de Serendi'. Estos príncipes, dice el cuento, resolvían todos sus problemas gracias a las casualidades.

El término, por lo tanto, tiene el significado de un hallazgo inesperado, de un accidente o una casualidad. A veces se asocia también con una revelación o intuición. Por ejemplo, el Dr. Haus (el de la serie de televisión), después de mucho investigar acaba resolviendo algunos de los casos por serendipia, es decir, siguiendo su intuición o gracias a una revelación.

La vida cotidiana está llena de serendipias, aunque las llamamos chiripas. Los diccionarios dicen que chiripa se usa con una connotación más bien festiva y se refiere a casualidades o eventos fortuitos en la vida cotidiana, incluso a hechos intrascendentes.

Las serendipias son reconocidas y (mas aún) buscadas en la filosofía, la literatura, las artes, la composición, el diseño y la creación en general. Se les llama inspiración, intuición o 'musa'. Pablo Picasso decía: 'La inspiración existe, pero debe encontrarte trabajando'.

Y aunque las casualidades, las revelaciones y la intuición tradicionalmente no hacen parte formal de la ciencia, su historia también está llena de serendipias. Recordemos que Albert Einstein sí aceptó esta cualidad en muchos de sus hallazgos. Y para poner otro ejemplo más reciente, Eric Mazur físico de la Universidad de Harvard, ha reconocido que descubrió el silicio negro (por lo que ha recibido reconocimiento internacional), por pura casualidad. Y al igual que Picasso, Mazur dice que estaba trabajando cuando sucedió.

Autoorganización.
Las serendipias en las ciencias (básicas y sociales) se pueden asociar con sistemas complejos que se comportan de manera emergente. Es decir, son sistemas que resuelven problemas de forma aparentemente espontánea. Pero no lo es: lo que sucede es que el sistema no recurre a un método jerarquizado, planificado de manera lineal, sino que la organización emerge desde la base. Cada parte (o agente) actúa individual y separadamente y al aumentar la escala, emerge un comportamiento colectivo, que parece casual, sin serlo.

Se trata de una autoorganización. La forma en que se autoorganizará el sistema es casi siempre impredecible, pero no por eso fortuita.

Algunos de estos sistemas complejos son, por ejemplo, el moho del fango estudiado por la biomatemática; el comportamiento de los barrios urbanos estudiado por la psicosociología; o las redes de la mente humana, estudiadas por las neurociencias.

Las redes sociales en el espacio cibernético, de reciente creación, tienen también un comportamiento en apariencia serendípico. Pero aunque impredecible, la forma en que evolucionan estas redes no es casual: corresponde a la autoorganización de un sistema complejo.

Ya sea en la serendipia o en la autoorganización de los sistemas complejos, es posiblemente allí, donde surge el descubrimiento, la creación, la innovación, la producción, la invención. Porque, tal como dice el físico teórico Basarab Nicolescu, ' la naturaleza es una inmensa e inagotable fuente de misterio que justifica la existencia misma de la ciencia'. Por eso, es importante poner mucha atención (más allá de a la ruta prevista, a los efectos predecibles, al resultado anticipado, al método conocido) precisamente a lo inesperado, a lo emergente, a lo que aparenta ser casual y a veces hasta irrelevante. Hay que mirar la serendipia y tratar de develar y resolver los misterios que trae consigo.

Pero para hacerlo, se necesita mucho más que conocimiento: se requiere también inspiración e intuición. Sin conocimiento, la intuición y la inspiración son débiles y difíciles de transformar en realizaciones; sin inspiración e intuición, el conocimiento es insuficiente para reconocer la serendipia.

Y, en acuerdo con Picasso y Mazur (entre muchos otros), te tiene que encontrar trabajando.

 ELEONORA.BADILLA @ ucr.ac.cr
 

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