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[boletincientec] Evolución y educación



Boletín CIENTEC, julio 2008   San José, Costa Rica

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Evolución y educación:
Respuesta de una bióloga a un debate entre abogados

Ximena Miranda Garnier, Bióloga y Educadora
Ximena@post.harvard.edu

Esta es una versión ampliada del artículo
que se publicó en el Periódico La Nación,
bajo el mismo título, el 13 de julio del 2008
El objetivo principal de este artículo es aclarar una confusión que pudo haber causado Los dogmáticos de la evolución (Fernando Zamora, 08/Julio/08, La Nación) sobre la teoría de la evolución. Las críticas que presentó Zamora (de fuentes desconocidas) sobre las ideas de Darwin de una evolución gradual no han puesto en duda la teoría de la evolución como un todo, sino que han cuestionado específicamente el fenómeno del gradualismo.  El Neo-Darwinismo del Siglo XX integró la genética a la teoría de la evolución de Darwin, pero mantuvo la idea del gradualismo. Actualmente,  la mejor re-definición de la teoría de la evolución existente ha sido propuesta por Mary Jane West-Eberhard en su libro Developmental Plasticity and Evolution (Plasticidad del Desarrollo y Evolución, Oxford University Press, 2003).  Ella demuestra que el hecho de que algunos cambios no son graduales es compatible con la idea básica de que los seres vivos son el resultado de la evolución  - cambios en los organismos a través del tiempo.
 
Los principios básicos de la evolución.
La esencia del proceso de la selección natural que Darwin propuso en 1859 se fundamenta en tres principios muy simples:
1) Un individuo generalmente tiene más hijos de los que logran sobrevivir, encontrar pareja y tener hijos.
2) Existen variaciones de forma y comportamiento entre esos hijos.
3) Algunas de las características de forma y comportamiento se pasan de una generación a otra.
Así, una explicación simplificada de la selección natural sería la siguiente: aquellos individuos de una población de plantas o animales que lograron sobrevivir y reproducirse, heredarán a sus hijos las características que les hicieron superiores en estas tareas. Con el paso de las generaciones, en la población de esas plantas o animales, fueron entonces cada vez más abundantes los individuos que heredaron las características superiores que les permitieron a sus padres sobrevivir y reproducirse mejor.
 

La genética.
Casi 150 años después de la publicación de El origen de las especies, la gran mayoría de los científicos ni se preguntan si existe o no un proceso como este en el cual los organismos evolucionan.  Al contrario, los científicos tienen hoy mucho más evidencia que antes para fundamentar estos principios.  Por ejemplo, hoy se sabe que la idea de heredar una característica de una generación a otra es posible gracias a los genes y el ADN. Los descubrimientos en genética del siglo XX permitieron que se avanzara en el desarrollo de una teoría coherente de la evolución, en la cual se incluyó la respuesta a una pregunta importante para las ideas de Darwin: ¿cómo se pueden heredar características, de forma y comportamiento, de una generación a otra?
 

Ambiente y gradualismo.
Talvez porque la genética vino a responder preguntas importantes que estaban sin contestar, surgió un tipo de obsesión por los genes en los científicos que estudiaban la evolución.  Esta obsesión hizo (y continúa haciendo) que los científicos que estudiaban la evolución no le dieran suficiente importancia al otro factor fundamental en el desarrollo y evolución de los seres vivos: el ambiente. Ponerle más atención al rol del ambiente provee una respuesta al tema que Fernando Zamora utilizó como argumento para defender la supuesta invalidez de la teoría de la evolución: el gradualismo.

El gradualismo neo-Darwinista del siglo pasado planteaba que las variaciones de forma y comportamiento en las plantas y animales surgen por mutaciones genéticas que producen cambios pequeños, y que luego se seleccionan gradualmente con el paso de las generaciones.  Si esto se diera por un hecho, pensaríamos como Darwin (1859) que Si pudiera demostrarse que existió algún órgano complejo que tal vez no pudo formarse por modificaciones ligeras, sucesivas y numerosas, mi teoría se vendría abajo por completo.  Pero habría quedado otra pregunta por responder: ¿ Pueden surgir esas variaciones repentinamente, debido a un cambio en el desarrollo?

West-Eberhard, en su libro Developmental Plasticity and Evolution (2003), nos presenta ideas poderosas, documentadas con múltiples ejemplos. Ella nos explica cómo fenómenos como la recombinación del desarrollo y la plasticidad multiplican el número y diversidad de variaciones que se producen en los organismos, y que se pueden seleccionar en la evolución.  También nos describe cómo los mecanismos de desarrollo son tan flexibles, que tienen la capacidad de acomodar esas variaciones en formas viables que pueden persistir y, por lo tanto, pueden modificarse por selección natural.  Es decir, ella documenta que la flexibilidad del desarrollo le da a la selección natural el espacio para actuar gradualmente.  Esto significa que lejos de tener que esperar mutaciones viables, la selección se da ante una enorme diversidad de variaciones producidas por las vías alternativas de desarrollo y las respuestas de acomodación.  Estos hallazgos científicos de la autora citada contradicen las ideas que resume (sin fuentes) Zamora, ya que ayudan a explicar cómo pueden haber surgido variaciones eficaces o viables, algunas de ellas precursoras de órganos y sistemas complejos.

No es cierto entonces que las investigaciones actuales han desacreditado la teoría de la evolución.  Al contrario,  las ideas de Darwin han sido un punto de partida que hoy sigue siendo la base de construcción de teorías todavía más extensas y poderosas. Aunque en la historia se han cuestionado y replanteado las ideas de Darwin, también se han fortalecido con la evidencia que traen los avances científicos como la genética y la biología del desarrollo, y con las nuevas perspectivas científicas que han surgido a través del tiempo.
 

Educación para comprender la evolución: un derecho.
Este debate sobre la evolución de las especies lo comenzaron en La Nación dos abogados.  Lo continuaré entonces dándome el lujo de hablar de los derechos de las personas, aunque sea bióloga y no abogada.    Pienso que todas las personas tenemos derecho a una educación que nos permita comprender la naturaleza que nos rodea, y nuestra propia especie, en todas sus dimensiones. Sin una comprensión del proceso de la evolución de los organismos, no podemos ejercer ese derecho completamente.  Sobre la importancia que tiene el promover la comprensión de la teoría de la evolución en nuestro sistema educativo, estoy de acuerdo con quien comenzó este debate en La Nación con La peligrosa idea de Darwin (Christian Hess, 01/julio/08).

En este sentido, cito un texto escrito por Howard Gardner ( The Disciplined Mind, 1999, Penguin Books) que es particularmente claro.  Gardner dice que hay tres intereses (que él llama reinos) que deben motivar la educación: la verdad, la belleza y la moralidad. En relación a la verdad, dice lo siguiente:

Mi ejemplo para el reino de la verdad es la teoría de la evolución, como fue primero articulada por Charles Darwin y elaborada por otros científicos durante los últimos 150 años.  Esta es un área importante de las ciencias, con particular significado para un psicólogo del desarrollo [humano] como yo.  Solamente si tenemos alguna comprensión de las nociones clave de especie, variación, selección natural, adaptación, y otros similares (y la forma en la que se han descubierto), solamente si apreciamos la lucha perenne entre individuos por la supervivencia en un nicho particular, podremos comprender el mundo viviente del cual somos parte.  El proceso de la evolución es fascinante por sí solo. . . pero una comprensión de este tipo es necesaria si se quiere participar significativamente en la sociedad contemporánea.  En su ausencia, no podremos pensar sistemáticamente sobre todo un rango de temas que afectan a los seres humanos actualmente.


Formación de docentes.
Como formadora de docentes en la Universidad de Costa Rica, haré mi mejor esfuerzo por que los futuros educadores costarricenses comprendan la teoría de la evolución, y que conozcan las mejores formas de promover esa comprensión al trabajar con niños, niñas y jóvenes de escuelas y colegios de nuestro país.  Igualmente, creo que debemos promover una educación que desarrolle la comprensión en todas las disciplinas y dimensiones, incluyendo ciencia, arte y espiritualidad, y especialmente la integración entre ellas, para formar estudiantes que manifiesten en sus vidas una comprensión profunda de los tres reinos de los que habla Gardner: lo verdadero, lo bello, y lo bueno.


 

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