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[boletincientec] El aburrimiento, ¿padre de la civilización?



Boletín CIENTEC, enero 2006      San José, Costa Rica

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En este período de vacaciones, compartimos esta crónica de nuestro
amigo, el físico y divulgador de la ciencia, Sergio de Régules, con ustedes.
Esperamos la disfruten.

El Dr. de Régules fue uno de los invitados internacionales en el
VII Congreso Nacional de Ciencias, en el que disertó sobre "Viajes en el Tiempo"
y "la Revista ¿Cómo Ves?". Ya verán por qué causó tanta fascinación entre los participantes.
 

El aburrimiento, ¿padre de la civilización?
Sergio de Régules Ruiz-Funes

Le propongo el siguiente experimento: espere a que se haga de noche y apague las luces. Desconecte la televisión. No conteste el teléfono. No se acerque al refrigerador. Siéntese en el piso y deje pasar cinco horas. ¿Se aburrió?  Trate de imaginarse qué haría todo el día si de pronto se viera privado de las comodidades de la vida moderna.
 

Si fuera usted un nómada primitivo luchando por mantener a raya el espectro del hambre, probablemente estaría demasiado ocupado cazando, pescando y recolectando para no hacer nada más, salvo procrear pequeños nómadas y obligarlos a acabase su mamut. Pero una vez que usted ha descubierto la agricultura y ha encontrado un bonito lugar para establecerse ? por ejemplo, un lago con una isla donde un águila devora una serpiente, un acogedor valle oaxaqueño o las inmediaciones de un cenote en la planicie yucateca - , el paisaje deja de cambiar todos los días y el tiempo empieza a pesarle en las manos. El espectro del hambre se ha alejado para dar paso al espectro del aburrimiento.
 

Entonces mira el cielo y observa, quizá por primera vez en su vida, que los puntitos de luz que se ven de noche realizan una curiosa danza. Parece que le dan vueltas al mundo como si estuvieran fijos en una inmensa esfera transparente. Con el tiempo descubre que cinco de esos puntitos no se mueven con los demás, sino que van de un lado otro entre las estrellas, muy lentamente. ¿Qué son estas estrellas errantes? Usted se dice que deben ser importantes y les pone nombres. Para entonces también ha observado que el Sol naciente no aparece siempre en el mismo punto respecto a algún rasgo notable de su horizonte local, sino que se va moviendo día con día. ¿Adónde va? Espera pacientemente por muchos amaneceres y un día su paciencia se ve recompensada: el Sol reduce la marcha hasta que aparece casi en el mismo sitio durante varios días ? y luego empieza a retroceder-. Al cabo de varias lunas vuelve a detenerse y a dar media vuelta. Es evidente que el Sol no se va a ir a ningún lado , pero usted sigue escudriñando el horizonte al alba por pura curiosidad. ¿Se detendrá siempre el Sol en los mismos puntos del horizonte? Una vez que comprueba que sí, se aprende de memoria las posiciones donde el Sol se detiene, o bien discurre una manera de marcarlas, particularmente porque ? después de observar varios ciclos solares- se ha dado cuenta de que la posición del Sol al salir tiene una extraña relación con el estado del tiempo. La temporada de lluvias empieza siempre cuando el Sol sale cerca de aquella colina lejana. El tiempo se torna caluroso cuando el Sol se acerca a un extremo de su vaivén, y frío cuando se  acerca al otro. El día que el Sol pasa justo por la mitad del cielo al mediodía queda marcado por otro punto especial.
 

Un método especialmente eficaz para recordar las posiciones de los puntos importantes de la salida del Sol es construir un recinto con varias aberturas angostas orientadas hacia ellos. Dentro de muchos siglos los arqueólogos llamarán este edificio ?observatorio?, pero para usted y su gente es una herramienta invaluable para predecir fenómenos naturales. Y por supuesto, si los movimientos del Sol y de las estrellas marchan a la par con las estaciones ? tanto que parecen causarlas -, sin duda también deben de tener alguna influencia sobre las vidas humanas. El observatorio se conviertes así en un instrumento para la adivinación.
 

Entre tanto, usted se empieza a interesar por la medición del tiempo: cuenta cuántos días transcurren entre dos fechas en que el Sol se detiene, cuántos días tarda el Sol en completar una ida y vuelta entre sus posiciones extremas, cuántos días duran una lunación, cuánto tiempo tardan las estrellas errantes en regresar a la misma posición. Y empieza a comparar estos períodos. Para entonces, siglos después de haber dejado de ser nómada, usted ha descubierto la agricultura e inventado la astronomía, las matemáticas, la astrología y la religión.
 

¿Qué hacen, pues, las personas cuando, después de miles de miles de años de ir de un lado a otro viviendo de la caza, la pesca y la recolección, por fin descubren la agricultura y se establecen?  Primero se aburren. Luego miran al cielo e inventan la civilización.
 

Tomado de ¡Qué científica es la ciencia! "El Sol muerto de risa" y otras crónicas (México, Paidós, 2005), pp. 20-22. Reproducido con autorización de los editores.


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