La ciencia y la tecnología son campos que crecen contínuamente. Son impulsados por nuevas inquietudes, curiosidades y problemas por resolver.
¿Porqué no puedo respirar debajo del agua?
¿Cómo aprenden a volar los pájaros?
Si el agua que cae del cielo viene del océano, ¿por qué no sabe salada?
¿Cuánto pesa una nube de lluvia?
¿Se electrocutan los peces cuando hay tormentas y rayería?
¿Por qué no hay clima en el espacio?
¿Por qué los arco iris siempre repiten los mismos colores?
¿Cómo funciona esta máquina?
UN GENIO PREGUNTON
¿Cuál fue su mejor pregunta HOY? Con este saludo recibía Jennie Teig Rabi a su hijo Isaac, cuando este regresaba de la escuela.
El pequeño Isaac Isador Rabi creció y llegó a ser uno de los más distinguidos físicos del siglo veinte. Inventó, entre otras, una técnica sensitiva para probar la estructura de átomos y moléculas, con lo que abrió, en 1930, un nuevo y fructífero campo en la ciencia. Por ello recibió el Premio Nobel en física.
Otro reconocido Premio Nobel, Arno Penzias, cita a Rabi en una publicación del Sector de Educación de la UNESCO en 1995, a propósito de su capacidad de preguntar y del origen de esa habilidad. En ese artículo, Penzias pregunta a Rabi sobre las motivación en su trabajo. Rabi lo remite a la interacción con su madre como punto de partida, para desarrollar su curiosidad y buscar la manera de satisfacerla y comunicarla.
Según Penzias hay toda clase de preguntas: unas que iluminan y otras que destruyen. Jennie Reig y su hijo Isaac, siempre insistieron en las primeras.
CURIOSIDAD Y AUTORIDAD
En sus programas, CIENTEC enfatiza la apremiante necesidad de estimular a los jóvenes para que se aclaren, formulen preguntas y busquen respuestas.
Pero, ¿cómo apoyar a la juventud, para que conserve esa curiosidad cuando no se conocen las respuestas? Esto provoca pánico en los adultos, que están convencidos de que siempre deben conocer todas las respuestas, a riesgo de perder autoridad. Como consecuencia, se eliminan las preguntas "amenazadoras".
Este miedo también es frecuente entre los docentes al enseñar ciencias. A menudo lo hacen siguiendo libros al pie de la letra, sin tomar tiempo para experimentar, verificar los cuestionamientos e intereses de sus alumnos y generar un proceso de descubrimiento, que les abra e ilumine el camino.
Esto es lo que algunos especialistas llaman la "educación bancaria", en la que las mentes de los jóvenes deben ser llenadas de datos y términos que, sin iniciativa propia, sin contexto, sin experiencia, sin ligamen emotivo, se borran rápidamente. O aún peor, solo se recuerdan como ámbitos oscuros, no inteligibles, temidos, solo accesibles a una élite "inteligente".
La curiosidad es la madre de la ciencia. Cuando es rica e ilimitada, no se satisface, solo cambia su foco. La gran mayoría de las preguntas en la ciencia no tiene respuestas absolutas. Hoy explicamos las cosas bajo las últimas teorías aceptadas; mañana tal vez sean otras. El camino más seguro para conservar la curiosidad es observar y cuestionarse, buscar nuevos horizontes y derivar en nuevas preguntas.
EL CAMINO A LA RADIOACTIVIDAD ARTIFICIAL
A principios de los años veinte, Irene Joliot-Curie (1897 - 1956), hija de la única persona que ha recibido dos premios Nobel en Ciencias, Marie Sklodowska Curie, se preguntaba por qué las partículas alfa se desaceleran al cruzar la materia. Esta curiosidad y un estudio sistemático de las radiaciones emitidas por elementos químicos más livianos la llevó, a ella y su compañero de trabajo y marido, Frèderic Joliot-Curie, al descubrimiento de la radioactividad artificial. Ello les mereció el Premio Nobel de Química en 1935.
Bajo métodos similares, crearon luego una serie de isótopos radioactivos indispensables en medicina, y muy utilizados actualmente en la investigación científica y en la industria modernas.
EL VALOR DE LAS PREGUNTAS
Las preguntas son llaves para abrir nuevos campos, desde los que se dibujan el interés y esfuerzo de cada quien.
Para enfrentar los retos del futuro (energía, alimentación, distribución de recursos, salud, agua, transporte, ambiente, etc.), se requiere de más personas que se formulen preguntas y se involucren y apasionen por la ciencia y la tecnología; mujeres y hombres creativos, que inventen nuevas soluciones a los problemas y se imaginen el futuro.