CIENTEC: Equinoccio desde el Cerro de Chapultepec

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Equinoccio desde el Cerro de Chapultepec,
México, D.F. 20 de marzo, 2002
Por Alejandra León Castellá

VIDEO:
Vista
panorámica
del amanecer
desde
el Cerro de Chapultepec

Los dos equinoccios, en marzo y en setiembre, son los únicos días del año en los que el sol sale exactamente por el este y se acuesta exactamente por el oeste.

Una visita arqueoastronómica

Esta aventura fue planificada por los astrónomos Rafael Barbaboza y Luz Ma. Calderón, de Físicos Astronónomos Mexicanos y Asociados (FAMA), para apreciar la salida del sol el día del equinoccio, como lo hicieron los antiguos líderes mexicas y constatar la dirección ESTE exacta desde el cerro de Chapultepec, situado en el amplio pulmón verde de la Ciudad de México, D.F.	De izquierda a derecha: R. Barbaboza, J. Galindo y Luz María Calderón.
Como invitados participamos el Dr. Jesús Galindo, experto en arqueoastronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México -UNAM- y la que escribe, Alejandra León Castellá de CIENTEC, Costa Rica.
Habíamos cruzado la gran ciudad a oscuras y llegamos hasta el castillo cuando el sol anunciaba su llegada. La suerte nos acompañó y tuvimos un amanecer despejado.
El Alcázar, conocido como Castillo de Chapultepec, construido en etapas entre 1881- 1924, era la meta. Desde allí realizamos la observación, tomamos fotografías, visitamos el castillo y las ruinas encontradas en las laderas del cerro.
Adornado con bellísimo vitrales, esculturas y fuentes; el castillo y sus jardines muestran repetidamente el símbolo del chapulín, significado del nombre Chapultepec.
Apenas tuvimos tiempo para cruzar al lado este del patio, cuando empezó el espectáculo: El sol salió sobre el cerro Tlaloc (Dios de la Lluvia), en la misma posición en que lo observaron los antepasados en los equinoccios.
El perfil de los cerros y la ciudad aún media dormida, se aprecian en esta fotografía tomada con filtro rojo Wratten R1.
Cuando el sol ya estuvo totalmente afuera, aproximadamente a las 6:50 a.m, el grupo continuó la visita a los alrededores, el interior del castillo y las laderas del cerro, en busca del aposento recién descubierto de Moctezuma (el jóven).
Este cerro ha dado lugar a construcciones de diversas culturas a través de los siglos; como otros sitios de singular importancia por sus condiciones geográficas, estratégicas y simbólicas,. En 1847, fue el escenario de una batalla donde murieron 6 "niños héroes", en defensa del Colegio Militar, ante los invasores estadounidenses. Las esculturas conmemorando a estos niños se encuentran en el jardín.
Siglos antes, fueron los mexicas los que utilizaron este espacio y sus edificaciones han sido redescubiertas progresivamente por un grupo de arqueólogos del Museo Nacional. Los mexicas fundaron la ciudad de México-Tenochtitlán en 1325 D.C.
Como los anteriores líderes de su pueblo, uno de los deberes de Moctezuma, el jóven, era observar el sol salir el día del Equinoccio. Se cree que lo hacía desde un aposento descubierto en el costado este del cerro.
El corte en la roca, en un borde del aposento, produce diferentes efectos de sombra de acuerdo al desplazamiento del sol. Aquí se puede observar la exactitud de la orientación y la sombra producida el día del equinoccio, que cubre únicamente la cara lateral.
En el fondo del aposento, los arqueólogos también encontraron símbolos esculpidos en la roca. El sitio y sus alrededores son una fuente de incontables objetos pequeños y otros vestigios de los antiguos.
El seguimiento al movimiento solar durante el año fue fundamental para establecer: el calendario, reconocer las estaciones, los cambios climáticos, prever períodos de cultivos y establecer otros patrones culturales. Estas edificaciones confirman la importancia, precisión y profundidad del conocimiento de los equinoccios y solsticios, como mojones que marcan el paso del tiempo.	Arqueólogos María de la Luz Moreno y Manuel Torres del Instituto Nacional de Antropología e Historia, guiaron al grupo en la inspección del Aposento.
Agradecemos la generosidad del equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia por mostrarnos los tesoros que confirman el vasto conocimiento astronómico de los antepasados.